jueves, 7 de febrero de 2013

La Absentista.

En Madrid hace frío. Aquí, cerca de la sierra, el aire corta. Normal, para eso estamos en enero.
Como también es normal, rara es la familia en la que no hay ningún miembro moqueante y medio malo, o malo y medio. Y de eso va esta historia.
Mi princesa está algo pocha. Está mimosa y alicaída, a última hora de la tarde. Pero no os creais que es importante. Sigue hablando por los codos, sigue siendo una chica de sólidos, firmes e inamovibles principios (lo que se dice cabezona, de armas tomar, vaya) y para nada está blandita.
Ayer, al recogerla después de la reunión de padres, se quejaba de dolor de cabeza y de garganta. Estaba cansada y no tenía hambre, tampoco fiebre. Pero seguía siendo capaz de guerrear. No quiso cenar, sino fruta y se fue a la cama enseguida.
Con semejantes antecedentes, quedó en observación y pendiente de decisión si iba o no iba al cole.
Esta mañana ha amanecido diciendo que no se encontraba bien. Sin demasiada voluntad, sin ganas de nada...
Le hemos dado el Dalsy y el jarabe de rigor. A la media hora, seguía igual de flojita. Nos tenía ya casi ganados para la causa, cuando una tos sobreactuada nos ha puesto sobre aviso. Hasta el momento, era la triunfadora del Oscar a la mejor actriz. Pero esa tos... acabó con su flamante carrera y con su propósito de quedarse en casa, tan a gustito.
Del bolsillo de la camisa, he sacado a la bruja racional que siempre hace lo que es debido, la que no se deja torear.
Ha ido al cole desfilando, bien abrigada y con una nota en la agenda: "avisadme si se pone peor, que la recogemos enseguida", como único y para ella imperceptible, signo de debilidad.
Ya en el coche, me he acordado de otros inviernos. De cuando la niña era yo y también tosía, o sufría terribles dolores de estómago, que mi madre, esa mujer sin corazón (en melodrama, somos una estirpe con solera) se negaba a dar por buenos.
Todo por una tregua de cole, por una mañana tranquila, sin frío, sin prisas, con los recotables y los cuentos, con un zumito de naranja para entonar y una sopa de primero, que siempre es bueno para la garganta. Que igual, mi hija no pedía ninguna goyería.
Luego pensé que hubiera sido un planazo irnos a desayunar café y bollos a la terraza acristalada donde el sol calienta incluso en enero. Volver a casa, cada una a lo suyo y comer, juntas, un caldo milagroso de pollo, cotorreando.
Hubiera estado de lujo. O no. Porque ya no soy aquella niña y me toca ejercer de mujer sin corazón, aunque el corazón me pida otra cosa.
Aunque el mundo no se acabe por un día sin cole. Si total, la niña va muy bien. 
¡Qué difícil es, a veces, estar en el otro lado! ¿No os pasa?
  

7 comentarios:

  1. Ahhh que duro es hacerse la dura a veces¡¡¡ con lo bien que se está en casa ¿verdad? :)

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    1. Hacerse la dura es tremendo. Porque aunque estés cargada de razones, la culpa te puede. Y te quedan grabados en el ánimo los ojazos tristes.
      Luego, la niña ni se acuerda, pero tú vas a buscarla al cole como si la hubieses enviado a Afganistan con los Seal.

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  2. Cuando estoy malita sólo quiero estar sola y sin ruido en casa... Como eso es imposible con 3 criaturas prefiero irme a trabajar y sufrir allí mi enfermedad. ¡Cómo han cambiado las cosas! Pero lo que más echo de menos es a mi madre y sus mimitos, su sopita y sus cuidados. Quién pudiera entonces ser niña otra vez!!

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    1. Bueno, es que estar mala una es diferente. Porque lo que quieres es hacerte la bola y no hay manera. Pero...¿y si llamas a tu madre y le dicesque estás hecha polvo?

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  3. Demasiado a menudo me pasa. Me suelo preguntar cual es la madre perfecta; la que no se deja seducir por sus dramatizaciones y los lleva al colegio, o la que deja la cabeza al lado y pone su corazoncito compasivo, eso sí no dejando de mortificarme durante el resto del día dándome cuenta de que me ha tomado el pelo, y que lo que va a aprender es a seducir para conseguir lo que quieren en tooodos los aspectos de su vida, no solo con su madre...

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    1. No creo que haya una madre perfecta. De hecho, hagas lo que hagas, va a estar mal. Fijo. Siempre y sin excepción.
      Así que, puestos a equivocarse, casi mejor hacerlo con lo que uno prefiere.
      Y oye, un mundo lleno de seductores...mmmm...igual tiene su punto.

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  4. Primero de todo ENHORABUENA por haberte decidido a compartir tus reflexiones en el etereo mundo virtual. Estoy segura de que la blogosfera se va a ver enriquecida y todos los que te lean (leamos) disfrutarán (disfrutaremos) con tus puntos de vista.
    En cuanto al post de hoy, en mi caso es al revés, mi hija quiere que yo me quede en casa cuando no tiene cole: "di que estás malita, mamá" ;)
    Qué pena ser adulta y responsable....

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